Acércate a conocer arquitectura con siglos de antigüedad y parajes naturales singulares que respiran de la historia de los Valles Pasiegos. Explora las tradiciones cabañas pasiegas, las casonas de la nobleza, conventos, colegiatas, ermitas, iglesias, palacios, molinos, puentes y altas torres de la época medieval.
Palacio de Soñanes
El Palacio de Soñanes es la representación de obra civil más importante del barroco en Cantabria, por lo que fue declarado Bien de Interés Cultural en 1981. Se construyó en la primera mitad del XVIII sobre una primitiva torre medieval, de carácter defensivo y origen feudal. Hoy en día destaca como auténtico baluarte de la arquitectura nobiliar de la comarca.
En el amplio jardín, al Norte y Oeste del edificio, se pueden contemplar magníficos ejemplares de árboles ornamentales, entre los que destacan una frondosa magnolia, que desborda la tapia que separa del contiguo colegio de los Padres Escolapios, y dos tejos de grandes proporciones.
Colegio de los Padres Escolapios de Villacarriedo
El edificio del Colegio de los Padres Escolapios de Villacarriedo es una de las obras religiosas a destacar. El Caballero de la Orden de Santiago, miembro del Consejo de Su Majestad en la Contaduría Mayor de Cuentas y Administrador General de la Real Aduana de Cádiz, Don Antonio Gutiérrez de la Huerta y Güemes, fundó este colegio en 1746.
Tras sucesivas reformas a lo largo de los siglos XVIII y XIX adquiere su estética actual, pues en origen se trataba de una reunión de casas que alcanzaban en conjunto una superficie de 2600 m 2 con aulas para cinco clases.
Colegiata de Santa Cruz Castañeda
La Colegiata de Castañeda es considerada la joya del románico comarcal. En sus orígenes, el edificio tenía planta de cruz latina con tres ábsides, aunque en el siglo XIII se le añade una nave lateral y una capilla perpendicular a ella en el XVII. Un siglo después, es destruída la nave derecha del crucero y su ábside, en cuyo lugar incorporan una capilla neoclásica y una sacristía.
Destacan en el templo las obras escultóricas de los siglos XIV y XV, el sepulcro de Munio González, abad de Castañeda, el calvario gótico del ábside central y las imágenes góticas de Nuestra Señora del Rosario y de la Virgen de la Manzana.
Monasterio de la Canal
La Canal está conformada por un conjunto de construcciones religiosas. Por un lado, una Iglesia Franciscana, y Monasterio Concepcionista con claustro de dos plantas y veinte arcos herrerianos del siglo XVIII.
La fachada y portada del Convento, en cambio, son de la segunda mitad del siglo XVII. La construcción repite la monumentalidad y el esquema clasicista de las casonas montañesas de la época. En la Iglesia y en arcos abiertos a ambos lados del presbiterio existen dos esculturas funerarias, de los fundadores del Monasterio, obras del escultor montañés Gabriel de Rubalcaba, con el estilo de Gregorio Hernández.
Palacio de Donadío
El Palacio de Donadío es una construcción del siglo XVI, con una torre defensiva central y un palacio de planta rectangular a su alrededor, construidos en sillería. La portada de la fachada principal es clasicista, con dos columnas flanqueando la puerta. La portalada da entrada a una corralada con árboles ornamentales, y sobre su vano se localiza una pieza armera con armas de Arce. Se ven también escudos en lo alto de los esquinales y un tercero sobre el frontón curvo que preside el balcón principal. El palacio se levanta en la plaza de la Colina de Selaya frente a una de las boleras más hermosas de la zona.
La Cabaña Pasiega
La cabaña pasiega es el elemento más destacado del patrimonio de la comarca. En total existen unas 10.000 en los Valles, que simbolizan un modo de vida, ocupación y aprovechamiento del espacio pastoril, datando las más antiguas del Siglo XVII, conservadas hasta la actualidad. Las cabañas habitualmente tienen una planta rectangular de unos 11 metros de fondo y 6,70 de lado, con puertas de madera, vanos y fachada. Durante el Siglo XIX aparecen también los portales adosados a la fachada para usar como leñera. En el interior, las cabañas se distribuyen en una planta superior destinada al pajar, y una inferior para el establo. Las cabañas vividoras, que no son el tipo más habitual, cuentan con una planta más amplia, una solana de madera y una división de los espacios más funcional.